Pranayama

Pranayama es uno de los aspectos más importantes en la práctica de Yoga. La tradición considera que el aire es la energía vital, la vía primaria por donde fluye el prana.

La respiración en Yoga o Pranayama es una acción que se origina en lo más profundo del ser humano porque es, además de una función fisiológica vital, un puente que conecta todas las capas del Ser y se irradia tanto al exterior (al aspecto físico y anatómico) como a la mente y a la conciencia. La integración de cuerpo, mente y espíritu pasa por una mayor sensibilización y una constante presencia en la respiración, en cada momento.

Se considera que el Pranayama es el nexo de unión entre cuerpo y alma. En Pranayama se activa un tipo particular de energía con el aire inspirado y otro con el espirado, estabilizando y regulando, en cada momento, todo el flujo energético. Prana significa aliento, respiración, vida o energía y Ayama significa alargamiento, prolongación, ensanchamiento y control. Pranayama es el arte de respirar con conciencia.

Con el acto de inspirar buscamos nuestro espacio en el espacio, lo abarcamos, dejamos que cada célula se expanda, crezca y abrace el universo. La inspiración nos llena de energía y hace posible la fortaleza, la voluntad y los ritmos ágiles. Inspirando absorbemos el mundo de fuera y mediante su expresión dentro de nosotros, nos desnudamos a la vida elevándonos hacia el cielo. Si esto se da con toda su amplitud, un asana expresará a través del cuerpo una dimensión de acción que ejerce una determinada conciencia en todo el organismo globalmente.

Con el acto de espirar deseamos conectar con nuestro espacio interior, volvemos al origen, permitimos que cada poro de nuestra piel se abandone a la quietud y se rinda a la vida. La espiración nos limpia y hace posible la relajación, la entrega total. Espirando liberamos nuestro mundo interior; creamos el espacio necesario, dentro de nosotros, para que la vida se exprese y nos devuelva a la tierra. Si esto se da con toda su amplitud, un asana expresará a través del cuerpo una dimensión de serenidad dentro de la acción que impregnará de conciencia no sólo el cuerpo sino la mente, dando paso a la Unión de todas las partes del ser.

Todo movimiento, por pequeño que éste sea, lleva inherentes todos y cada uno de los significados del acto de inspirar y espirar y, a través de su unión y de la perfecta coordinación de las dos partes, es como llegamos a la consecución del asana (la postura) y a la inmovilidad. Llegamos así al sentido final de la respiración en Yoga. De este modo, asana se convierte en:

  • Actividad vivida desde la máxima quietud
  • Apertura total en medio de una actitud de interiorización
  • Ocupación con el cuerpo de todo el espacio exterior posible desde nuestro espacio interior.
  • Energía y la fortaleza para encontrar el punto que permite la “no acción”, la entrega profunda.
  • Momento en el que inspiración y espiración adquieren el sentido y el ritmo de la existencia.
  • Conexión profunda con todos nuestros potenciales físicos y mentales.
  • Unidad entre cuerpo, mente y espíritu.

 

Práctica de Pranayama

Todo ejercicio de Pranayama consta de varias fases:

  • Inhalación o Puraka: es la fase en la que ingresa el aire en los pulmones.
  • Exhalación o Rechaza: es la fase en la que se expulsa el aire.
  • Retención o Kumbhaka: dentro de esta fase tenemos dos modalidades, siendo el kumbhaka interno la fase de retención del aire con los pulmones llenos y kumbhaka externo la suspensión del movimiento respiratorio con los pulmones vacíos.

Estas fases mencionadas anteriormente, poseen según el ejercicio duraciones específicas (llegando incluso a tener duraciones prácticamente nulas), a su vez pueden variar la intensidad con la que se realiza cada una, así como también se pueden alternar las fosas nasales por las que se efectúa.

Ritmo

En función de la relación existente entre los ritmos de la espiración y la inspiración se puede clasificar la respiración en tres categorías:

  1. Respiración vitalizante (o energetizante). La espiración es activa, más corta y potente que la inspiración. La inspiración es pasiva y más lenta.
  2. Respiración tranquilizante (o relajante). La espiración es pasiva, más lenta y larga que la inspiración. La inspiración es activa.
  3. Respiración equilibrante (o armonizante). La duración de la espiración y de la inspiración es igual o muy similar.

Durante la ejecución de las asanas podremos comprobar cómo en consonancia con las características de cada postura tiende a establecerse algunas de las categorías respiratorias anteriores.

En una próxima entrada describiremos con más detenimiento cada uno de los métodos de pranayama utilizados en yoga. ¡Suscríbete a nuestra newsletter para mantenerte al día!

Abrir chat
Hola, 🧘🏻‍♀️ ¿en qué puedo ayudarte?