¿Sientes que siempre vas corriendo y nunca tienes un momento para ti? ¡Es hora de cambiar eso!
En el ajetreo diario, entre trabajo, responsabilidades, familia y las mil y un cosas que hay que hacer, nos olvidamos de algo muy importante: nosotros mismos. Nos acostumbramos tanto a «hacer» que dejamos de «ser». ¡Y ahí está el truco!
Te pregunto, ¿cuándo fue la última vez que te diste un momento solo para ti? Un ratito, lo que sea, sin móvil, sin notificaciones, sin tener que correr detrás de la próxima tarea en tu lista interminable. Si estás ahí pensando «uf, hace mil años», no te preocupes, estás en buena compañía. Nos pasa a todos. Pero hoy quiero recordarte por qué es tan necesario, y sí, mereces ese momento para ti.
Dedicar un tiempo para ti no es egoísmo, es autocuidado. Y, si lo piensas bien, es lo mejor que puedes hacer por los demás. ¿Por qué? Porque cuando te cuidas, cuando te permites respirar profundo y reconectar contigo mismo/a, te conviertes en una mejor versión de ti. Más relajado/a, más presente, y quién sabe, ¡hasta con mejor humor! (La próxima vez que le grites a la tostadora por quemar el pan, piensa en eso).
Un pequeño tip: no necesitas media hora de meditación en una cueva para sentir los beneficios. Puedes empezar con algo simple: cinco minutos por la mañana para estirarte, respirar o simplemente tomar tu café en silencio (sin chequear el teléfono, ¡te lo prometo, no pasa nada!). Un paseo por el parque, una clase de yoga suave, o incluso una siesta en el sofá también cuentan. Todo suma.
Así que hoy te invito a hacer una pausa, a respirar profundo y darte ese momento de tranquilidad que tanto mereces. Porque, al final del día, si no cuidas de ti, ¿quién lo va a hacer?
¡Vamos! Date ese lujo de tiempo para ti, que la vida es más bonita cuando también te das un poquito de cariño a ti mismo.
Namaste y… ¡a relajarse!